Trato

He decido escribir porque sí, sin motivo alguno. Sin sentido, sin rima ni métrica, sólo palabras llevadas al análisis del lector y que éste haga lo que le guste con todo esto.

Una vez habiendo hecho este intento de llamada de atención, me mostraré como realmente soy, sin emular un personaje nostálgico o triste, luchador o motivador de almas perdidas. Hoy, me presento como la persona y no el personaje de lo que escribo. Soy aquel que un día soñaba en ser astronauta y que asentó su cabeza a la realidad. Soy aquel que ha seguido los consejos de sus padres, familia amigos, en fin, un tipo normal que diríamos.

Pero, quizás algo nos diferencie, no lo sé, no puedo verte, ni siquiera saber quién eres, aunque francamente me es indiferente, sólo pretendo que las palabras de este blog te lleven a la reflexión o, como muy cerca, a un punto de vista diferente al que tenías cuando conociste al yo poeta que aveces hace de las suyas en esta página. Me da absolutamente igual si te gusta o no, ya que sé que hay una mayoría que no gustarán estas palabras. Aún así, escribo para ellos, para los amantes y los que odian cada entrada de este abandonado blog, para todos, pues tanto el lado A como el lado B me dan motivos para escribir. Mis versos son la fortaleza de mi alma, mi libreta es mi mayor psicólogo y comparto mi locura con vosotros, no hay mayor satisfacción que lo que siento por ello.

Donde quiero llegar con esta entrada, es que voy a hacer un trato conmigo mismo y por ende, con el lector: retomaré las riendas de este blog y darle la vida que se merece, pues este guión ha sido demasiado corto, merece un renacer. Seguir trabajando para que este proyecto siga vivo hasta que la llama de mi imaginación se apague y, espero, que eso ocurra cuando me muera.

Si entras y te gusta, gracias. Si entras y no te gusta, gracias. Todos sois bienvenidos al rincón virtual de mi querido subconsciente.

Adrià Gil Viñuelas

No voy a presumir de ello porque ha sido difícil, sino porque lo he conseguido.