La habitación apagada, sólo la luz de la lámpara que hay junto la mesita me refleja. Sobre ella: un papel, sobre él: tachones, rayas de tinta, ideas. Veo cómo cordura huye de mi regazo, locura es firme, pues siempre estará a mi lado.
Hojas de papel caen al suelo, arrugadas, una tras otra. arrapado, amarrado, ahogado... en mis sueños, en mis pesadillas, en mis miedos, en el naufragio hacia un mundo cada día más enfermo, cada día más extinto de valores.
Creo un nuevo guión, marchitado, pero nuevo al fin y al cabo. El arte por el arte, y nada más, el poder de la palabra plasmada en los actos que ésta ha movido a lo largo de los años. Nadie, absolutamente nadie, luchará por ti, por escribir tu guión, podrán aplastarlo, ensuciarlo o escribir un punto final en él. Creo, yo, mi nuevo guión porque es mio. Muchas hojas han caído por el camino, mucha tinta ha sido invertida, muchas horas de sacrificio. Pero sigo aquí, les repito, sigo aquí, firme, escribiendo mi guión, hoy por hoy, aun falto de cordura, me da igual, soy un loco, pero sueño, cumplo y lucho por ellos.
Un nuevo guión, un nuevo inicio, por los viejos y los nuevos tiempos, por los errores, las falsas promesas y el duro costo que conlleva. Por el presente, por el pasado, por el futuro, por la vida, por la muerte, por los hechos, por los deshechos, por ellos, por ellas, por un te amo, por un te odio, por una lágrima, por un beso, por un deseo, por una repudia, por unir, por no separar, por ti, y por mi.
Adrià Gil Viñuelas
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