lunes, 28 de enero de 2019

Crea y destruye

El mundo es el reflejo de una sociedad vacía, de un alto existencial que solo el consumismo desenfrenado es capaz de darle marcha.

Existir ya no es pensar, ni siquiera sentir es amar, ni mucho menos un llanto es compasión; hoy en día, la gripe terrestre, llamada ser humano, sigue golpeando nuestro mayor regalo con represiones, castigos, insultos, envidias, muertes calladas de forma pandémica, inhumana, incierta ¿inmoral?

Lo cierto es que, despues de un largo periodo de gripe, aquí sigo, aquí existo, aquí estoy para que sigas golpeándome. Una y otra vez volveré a levantarme.

Adrià Gil Viñuelas

jueves, 20 de septiembre de 2018

Seguir Mirando Atrás


Miré hacia atrás porque adelante me daba miedo
La más tierna mirada desapareció junto a ese beso
Las hojas siguen volando en el viento,
Y la conciencia dice adiós. Hola, sentimiento,

Adiós, le digo a Dios, no vuelvas,
Miré hacia atrás porque estabas demasiado cerca
¿De mi? No, de esta verdad tan incierta
Las nubes no muestran luz, y el sol no despierta.

Vuelve, vuelve, pero vete lejos
De los besos, de los álbumes viejos
Lejos, pero hoy estás tan cerca
Demasiado cerca.

No sé quién soy, ni tampoco quiero saber quién eres
Ni por qué puedo mirar adelante,
Hasta nunca, mi mente se expande
¿Quién eres? ¿Por qué de ti soy un títere?

Miré hacia adelante porque no tenía ojos,
Miré hacia atrás, y veía demasiado nítido,
La lluvia es fría, y hoy no siento cobijo
Adelante, voy, en pos de despojo.

Miré hacia atrás porque adelante me daba pánico,
¿Quién está adelante? ¿Quién quiere ir adelante?
¿Quién va a matarte, recuerdo?
Yo no quiero,

Olvido.

Adrià Gil Viñuelas

Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas (Rabindranath Tagore)

viernes, 21 de julio de 2017

Ahogado



Me sumerjo, cada vez más profundo. Dios, ¡me falta aire! Sin embargo, ¿no quiero respirar? ¿Qué demonios me pasa? ¿Por qué me doy la espalda de esta forma?

Y decidí caer. No volver, ni siquiera a andar, no imploro clemencia a ningún Dios, pues no creo, pues no siento, ni quiero padecer. Siento el extremo que asume cada sentido de mi cuerpo. Aún así, aceptando la derrota, ni siquiera me apetece limitarme a respirar. Dejaré que la naturaleza expire mis restos, dejaré, pues...

¿Un legado?

¡¿Un recuerdo?!

¡¡¿Una moraleja?!!

¡¡¡¿Un ejemplo?!!!

Me ahogo, en una mar de palabras, siento la paz y la armonía que tanto deseaba. El sonido exclusivo que te otorga la sabia nota del silencio, donde callan las palabras y el espíritu se enmudece. Ese sitio tan mágico como tenebroso, tan deseado como ruin. La nota azul de mis palabras, arrastrándose en mi piel, desde mi interior... una meteora de sentimientos recorren por mi piel entumecida en forma de llantos silenciados por la híbrida teoría que hallo en esta última nota. La nueva división que separa una alma callada desde niño, y un cuerpo inerte, agotado, ahogado.

Lo intenté al máximo, en el final, en mi final. No hay ser humano que sea capaz de vencer a este enemigo. Nunca serás capaz de vencerla, nunca, por muchos por qués que quieras imponer como obstáculo. Al fin y al cabo, lo único que es real eres tú, muerte, al final vendrás a visitarnos. Tú, nos darás tu mano y, nosotros, nuestra alma.

Adrià Gil Viñuelas

Yo, descubrí que la música produce escalofríos, cuando descubrí tu voz.

Chester Charles Bennington
1976 - 2017

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Amor, Tóxico Sabor

Hoy me he levantado,

Y cada día escucho un mismo problema, problemas de relaciones pseudofelices, con una historia venenosa, con una serie de privaciones, mentiras, odio a escondidas, quejas y condiciones. Ese tipo de relaciones que se hacen tan eternas como el mismo infierno. Cada día, escucho cosas muy parecidas a: “No puedo olvidarte”, “quiero a alguien mejor que él, o que ella, pero le quiero tanto que me ciego, pero aun así me quejo tanto que sigo a su lado”… un sin fin de flagelaciones que no llevan a ninguna parte, pues perdemos la fuerza que mostramos a nuestros amigos, seres queridos donde los hayan en estas circunstancias, a nuestra familia, a nuestro diario, a nuestra alma, por alguien que realmente está buscando la forma más original de que mueras en vida. Ese alguien no te merece. Quizás, sí, te sientas confuso, sientas ese vacío, llamado autoestima: rota, quebrada, amordazada, silenciada, olvidada… y ese vacío, lejos de la realidad, te haga pensar que: “eso es lo máximo que puedo aspirar”, “llevo tanto tiempo con esta persona que no sé qué haría sin él, pero de mientras sigo castigando mi juventud perdiéndola al lado de esta persona”. Párate a pensar un momento, sabrás que conocer es el camino hacia el placer, que, muy a pesar de la psicología del miedo que podría invadir tus pensamientos por culpa de su labia aburrida, previsible y penosamente arrastrada, aprender junto a alguien que realmente te haga experimentar la juventud y el gozo con el que tanto has intentado soñar, o simplemente amar a la soledad por un momento de tu vida, pues querida amiga soledad es tan muda, pero tan sabia, que habla sin necesidad de que la oigas.

Sin embargo, y muy a vuestro pesar, la realidad es otra y de amor os vais a intoxicar. La realidad es que debido a estas experiencias, a esta toxina amorosa que alargasteis durante años por miedo a abrazar a la soledad, cerráis puertas, creáis muros electrificados, a personas que, quién sabe, hubiesen sido las indicadas para haceros felices. Pero, es mejor llamarles amigos, hermanos sin sangre, pañuelos de lágrimas… ¿y el resultado? Es que huisteis durante años de la sabia soledad sin daros cuenta de que cuánto más lejos creíais que estaba de ella, desde más cerca os daba el golpe de realidad y estáis, donde nunca quisisteis estar.

Adrià Gil Viñuelas

viernes, 9 de diciembre de 2016

Débiles Por Fuera

Siempre he escuchado sacos de mentiras,
bolsas y más bolsas de promesas rotas
o incumplidas.

Siempre he tratado de calmar idiotas,
sacas y más sacas de mentes suicidas
o almas rotas.

Siempre he rogado a gente equivocada,
golpes y más golpes han propinado,`

y me dejaba.
  
Débiles por fuera
muertos por dentro
a pesar de 
poder

¿Puedo?
No lo sé

Adrià Gil Viñuelas

martes, 29 de noviembre de 2016

Me Llamo Adrià

No hay nada más único que reconocer cómo te llamas, saber quién demonios se esconde detrás de todo lo que ves.

No hay nada más bello que abrir el telón y ver todo lo que te rodea desde tu punto de vista. Soy aquel que ha creado sus pensamientos a través de su propio intelecto. No te necesito, sociedad, no te necesito, televisión, no te necesito, mundo enfermo, mi medicina es todo aquello que mi mente alberga, personalidad crítica, perversión social. Un mundo a la carta, un adiós a todo aquel que cree en Dios y no en si mismo. 

No hay nada como ser alguien, somos lo que creamos de la nada sin que te ahogues en prejuicios, pensamientos impuestos, educación contaminada, amores tóxicos, telebasura ilustrada.

Bienvenido, persona.

Adrià Gil Viñuelas

miércoles, 2 de septiembre de 2015

No estábamos muertos

I

No escogimos el camino adecuado,
 ¿Por qué?
Decidimos envolver nuestro pasado,
¿De qué?
Excusas, culpables, mirar a otro lado.

Ahora lo sentimos, oímos tu despertar,
¿Por qué?
Decidimos darle fin a descansar,
 ¿Para qué?
Dar vuelta de hoja, volver a pelear.

II

Tantas hojas hablando de lo mismo,
de caerse, levantarse, y volver a caer
de vivir, amar, llorar, padecer
en este mundo, en este círculo.

Tantos sueños que no quiero decir adiós,
ver cómo pasa el hoy y el ayer sin saber qué hacer
de decirle adiós a aquel que llenó tu ser.
Almas rotas, despedidas eternas, obstáculos.

III

No sé qué decir,
ni qué hacer,
ni qué sentir,
ni siquiera lo que quiero ver

No sé dónde acabará esto,
si el fin son tus curvas del deseo,
o aquello que nunca veo.
No se interpretar cada uno de tus gestos.

No estábamos muertos.
Estaba ausente, ¿dónde estaba? No lo sé, ¿qué diablos hacía tan perdido?

No lo sé.

Cambio tantas cosas que el cambio ya no significa nada. Una alma herida, un drama inmortalizado, un quiero tenerte a mi lado, un quiero tenerte lejos.

Por aquello que nos hace fuertes, por aquello que nos hace débiles. Aquello que nos hace rudos, aquello que nos hace sensibles. Por aquello que hiere, aquello que sana y alivia cicatrices. Por todos aquellos momentos que aquello crea y por todos aquellos momentos que aquello destruye:

Por el amor.
Por aquello incomprensible.
Por el único invento emocional del ser humano que nos crea y nos destruye al mismo tiempo. Pero, a pesar de estar destruidos, de sentirnos acabados, heridos, traicionados, perdidos, indecisos, apagados o incluso desalmados.
Con la cabeza bien alta:
No estábamos muertos.


Adrià Gil Viñuelas

(...)Esto es amor, quien lo probó lo sabe. (Lope de Vega, Soneto 126, V. 15)